Por Sofía Marín Vergara
Muchas veces al mencionar “soy lingüista” somos calificados como entes dotados memorísticamente de la última edición del diccionario de la RAE o entes posesores de una especie de chip “normativo” internalizado en nuestra mente, por lo que creen tenemos la autoridad de andar corrigiendo por nuestro camino a todo aquel que “exprese incorrectamente” sus ideas. El boom viene cuando decimos algún enunciado alejado del “estándar” (en mi caso bastante usual), trayendo como consecuencia respuestas como “si eres lingüistas cómo te vas a expresar así” o cuando se da el caso en el que nos preguntan por el significado de una palabra, creyéndonos diccionarios, y respondan ante nuestra genuina ignorancia con la pregunta, que en algunas ocasiones toma un cierto aire de reclamo, “¿cómo no vas a saber?”
La finalidad de este artículo es tratar de poner sobre el tapete dos términos que suelen no quedar muy claros ante los hablantes, el de norma y el de normativa.
Existe una tendencia entre los hablantes a asociar “norma” con una regla, como algo que alguien ha decretado que debe realizarse de determinada manera. Al buscar en le diccionario de la RAE encontramos las siguientes entradas ligadas a la palabra “norma”:
4. f. Ling. Conjunto de criterios lingüísticos que regulan el uso considerado correcto.[1]
5. f. Ling. Variante lingüística que se considera preferible por ser más culta. [2]
Existen dos tipos de norma:
En primer lugar se encuentra la norma descriptiva que, tal como su nombre lo indica, se encarga de describir los usos que se están haciendo de la lengua en determinados contextos o en determinado grupo. Esta norma nos sirve para describir una variedad específica.
La Lingüística como ciencia emplea la norma descriptiva como herramienta para acercarse a su objeto de estudio. Al encontrarse frente a una variedad el lingüista comienza a describir lo que encuentra y no lo que quisiera (o espera) encontrar, debe trata de reflejarse la realidad de la manera más fidedigna posible y evitar, de la manera posible, emitir juicios de valor con respecto a lo que observa.
Luego de haber recogido los datos, se debe tratar de dar una explicación por la cual un determinado grupo prefiere una forma de hablar y no otra (basándose en el conocimiento previo que se tenga de factores que puedan haber estado influenciando a esa variedad). Aún así es muy usual que podamos encontrar juicios de valor, pero estos son hechos por los lingüistas y no es que la Lingüística los haga por sí misma (esta es una ciencia y como tal no tiene voluntad propia). Estos juicios de valor responden a la ideología que tiene cada persona y recordemos que un lingüista es, ante todo, un hablante.
En segundo lugar se encuentra la norma prescriptiva, la cual se encarga de indicar qué términos son los “correctos”. Este criterio de corrección se basa en diversos factores que no se enlazan con lo lingüístico sino con lo social, por ejemplo el prestigio que buscan las personas al emplear una forma de hablar que se asemeja en un alto grado a la de un grupo de poder o grupo socialmente más prestigioso.
La norma prescriptiva, conocida como ‘normativa’, trata de “corregir” formas de uso a las cuales considera “incorrectas”. Estos criterios de “corrección” van variando con el tiempo, son preferencias de una época o un lugar. Hay formas que actualmente gozan de ser prestigiosas pero no podemos saber a ciencia cierta durante qué tiempo van a seguir siéndolo. Incluso existen formas que eran prestigiosas en su momento y que ahora ya no lo son. Uno de los casos más conocidos es el de “haiga” (utilizado en lugar de “haya”), el cual se encuentra estigmatizado. La normativa es algo que se basa más en una moda y, como tal, nos dice qué es lo que se usa ahora para ganar prestigio.
Citando a Luis Fernando Lara: “Habrá tantas ‘normas’ como dialectos y sociolectos se puedan identificar. Puesto que tales ‘normas’ son hablas de ciertas colectividades socialmente delimitadas, a cada individuo le corresponderá una ‘norma’ según el enfoque dialectal que se le aplique”[3].
Esta cita refleja que una norma en particular es una manera particular del uso de la lengua en determinado grupo, sea este social, geográfico, situacional; es decir, una norma resultaría siendo una forma determinada de habla.
Al fin y al cabo una norma determinada es un conjunto de posibilidades del sistema que por uno u otro motivo se han realizado en una determinada variedad.
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[1] http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=norma
[2] http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=norma
[3] LARA, Luis Fernando. En “Lengua histórica y normatividad” 2004
En segundo lugar se encuentra la norma prescriptiva, la cual se encarga de indicar qué términos son los “correctos”. Este criterio de corrección se basa en diversos factores que no se enlazan con lo lingüístico sino con lo social, por ejemplo el prestigio que buscan las personas al emplear una forma de hablar que se asemeja en un alto grado a la de un grupo de poder o grupo socialmente más prestigioso.
La norma prescriptiva, conocida como ‘normativa’, trata de “corregir” formas de uso a las cuales considera “incorrectas”. Estos criterios de “corrección” van variando con el tiempo, son preferencias de una época o un lugar. Hay formas que actualmente gozan de ser prestigiosas pero no podemos saber a ciencia cierta durante qué tiempo van a seguir siéndolo. Incluso existen formas que eran prestigiosas en su momento y que ahora ya no lo son. Uno de los casos más conocidos es el de “haiga” (utilizado en lugar de “haya”), el cual se encuentra estigmatizado. La normativa es algo que se basa más en una moda y, como tal, nos dice qué es lo que se usa ahora para ganar prestigio.
Citando a Luis Fernando Lara: “Habrá tantas ‘normas’ como dialectos y sociolectos se puedan identificar. Puesto que tales ‘normas’ son hablas de ciertas colectividades socialmente delimitadas, a cada individuo le corresponderá una ‘norma’ según el enfoque dialectal que se le aplique”[3].
Esta cita refleja que una norma en particular es una manera particular del uso de la lengua en determinado grupo, sea este social, geográfico, situacional; es decir, una norma resultaría siendo una forma determinada de habla.
Al fin y al cabo una norma determinada es un conjunto de posibilidades del sistema que por uno u otro motivo se han realizado en una determinada variedad.
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[1] http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=norma
[2] http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=norma
[3] LARA, Luis Fernando. En “Lengua histórica y normatividad” 2004